¿Qué es una pérdida secundaria?

Algunos autores señalan que para comprender mejor el duelo de las personas hay que separar la pérdida en dos partes: pérdida principal y pérdida secundaria.

Hablaremos de la pérdida como la imposibilidad de restablecer el vínculo entre el objeto y el doliente, lo anterior nos lleva de manera natural a vivir un duelo, como sabemos, el duelo hace referencia a los sentimientos y conductas que aparecen después de vivir una pérdida, sea ésta de un ser querido por muerte o separación, un bien material, el empleo, pérdida de un miembro del cuerpo o pérdida de la salud.

Las pérdidas secundarias están relacionadas con los significados y funciones que desempeñaba el objeto del duelo.

Para entender lo anterior descrito citaré unos ejemplos reales (con nombres falsos) señalando algunas de las pérdidas secundarias de cada caso.

Rebeca es una mujer, ama de casa, de 37 años que desde hace seis meses atraviesa por un duelo derivado de la muerte de su esposo en un accidente automovilístico. Llevaban diez años de casados y dos de noviazgo, hace aproximadamente un año se habían mudado al Distrito Federal porque a su esposo lo habían promovido en su empleo como agente de ventas. Como pareja se encontraban en tratamiento hormonal para lograr ser padres.

Con la muerte de su esposo no sólo pierde a su pareja y compañero de vida, socialmente pasa de ser esposa a ser viuda, pierde la posibilidad de convertirse en madre (por lo menos momentáneamente) y menciona que su vida social se ve reducida a redes sociales y llamadas telefónicas (cada vez más esporádicas) pues los compañeros del empleo de su esposo ya no la invitan más a las reuniones que frecuentemente eran invitados como pareja.

Rebeca espera arreglar todos los asuntos legales de la muerte de su esposo para regresar a su lugar de origen.

En otro caso Eduardo, soltero, de 43 años vive un duelo por la pérdida de su mascota, un perro de raza french poodle con el que compartió 15 años de su vida (los duelos por mascotas generalmente son duelos desautorizados o tachados socialmente, pues no se aprueba que alguien tenga un duelo por un animal). Eduardo es una persona retraída y tímida que aprovechaba los paseos matutinos y nocturnos con su mascota para poder socializar con las demás personas que llevan a pasear a sus mascotas.

Eduardo además de perder su compañía, perdió el rol de protector, pues él cuidaba totalmente de cubrir las necesidades de su mascota, perdió también la posibilidad de socializar y no encuentra lugar para expresar su dolor y sus sentimientos pues a las personas que se acerca no le muestran empatía por su dolor ni le dan importancia a la muerte de su perro.

Eduardo no piensa en adquirir otra mascota hasta no lograr una superación del duelo por su compañero.

Gerardo, 50 años, su esposa es ama de casa y como pareja procrearon tres hijos, dos de ellos aun en edad escolar. Gerardo se desempeñaba como director contable de una empresa de transportes aéreos. Hace dos años la empresa se ve envuelta en una serie de fraudes y Gerardo pierde su empleo y es encarcelado por un periodo de 13 meses. Desafortunadamente en el proceso legal perdió casi la totalidad de sus ahorros y a su salida del penal se ve imposibilitado de encontrar empleo por sus malas referencias laborales y sus antecedentes penales, aunque a decir de él, nunca tuvo que ver con los fraudes.

Gerardo no solo enfrenta el duelo por la pérdida de empleo, como consecuencia perdió la libertad, perdió el rol de proveedor de la familia, perdió su reputación y perdió su nivel socioeconómico, entre otras pérdidas más. Después de varios meses sin encontrar empleo decidió trabajar un taxi para poder solventar los gastos de la familia.

Con lo anterior se hace evidente que el duelo no sólo trata sobre el dolor por la pérdida del objeto, sino de adaptarse a un entorno donde el objeto ya no está, con las implicaciones que lo anterior conlleva.

Isaac Hernández.

Psicólogo.

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