Retomar la vida después de una pérdida no es asunto sencillo, la vida da un giro impresionante y nuestro mundo sufre una sacudida. La avalancha de pensamientos y sentimientos nos hacen tener la mente nublada, nos sentimos fuera de este mundo y no sabes qué hacer ni a donde ir.

Desafortunadamente la sociedad en la que vivimos no está preparada para tratar con el dolor que ocasiona una pérdida, es por ello que ante el doliente no sabemos a bien que hacer y, con toda la buena intención, utilizamos frases hechas como: “ya pasará” “eres muy fuerte” “tienes más hijos” “échale ganas” “lo superarás” “debes estar fuerte para tu familia” “que no te vean llorar”.

Esto más allá de ayudar puede llevar a la negación de los síntomas, a sentirnos solos y a vivir un duelo patológico.